En la historia de muchos santos, se encuentran relatos de milagros sorprendentes que desafían la lógica y la razón. Uno de estos relatos es el de San Juan de Sahagún, a quien se le atribuye el prodigio de haber sido resucitado por su propia madre tras recibir dos disparos de pistola.
San Juan de Sahagún era un santo español del siglo XV que dedicó su vida al servicio de los más necesitados y a predicar la palabra de Dios. Un día, mientras se encontraba rezando en su celda, un hombre enfurecido entró y le disparó dos veces con una pistola. A pesar de las heridas mortales, el santo permaneció tranquilo y sereno, y se dice que su madre, al enterarse de lo sucedido, acudió de inmediato y lo resucitó con sus lágrimas de amor y devoción.
Este sorprendente evento fue interpretado como un signo de la divina protección que San Juan de Sahagún recibía, y se convirtió en un testimonio de su santidad y de la fuerza de la fe. La historia de "¿Cómo a un santo dos pistolas?" ha sido transmitida a lo largo de los siglos como un ejemplo de la intervención divina en momentos de peligro y de la poderosa intercesión de los santos en favor de aquellos que confían en ellos.