Brenda y Marisa eran dos amigas inseparables desde la infancia. Siempre estaban juntas y compartían todo. Una tarde, mientras estaban en el parque, Brenda miró a Marisa a los ojos y sin decir nada, se acercó lentamente y le dio un tierno beso en los labios.
El corazón de Marisa empezó a latir con fuerza, sin saber cómo reaccionar. Pero en ese momento, se dejó llevar por sus emociones y correspondió el beso de Brenda con la misma intensidad. Fue un momento mágico, donde el mundo parecía detenerse y solo existían ellas dos.
Desde ese día, Brenda y Marisa eran más que amigas, habían descubierto un nuevo sentimiento que las unía de una manera más profunda. Los besos entre ellas se volvieron más frecuentes y apasionados, confirmando lo que ya empezaban a sentir en sus corazones.